Prompt: A partir de tu propia experiencia escribe sobre los retos que has enfrentado a lo largo de tu vida para llegar a lo que hoy en día consideras que es tu propia verdad.
La gente dice que soy tranquilo y "buena onda", y me percibo con esa apertura, pero reacciono muy fuerte contra las personas negativas. Me he observado lo suficiente como saber que lo que me desagrada de esas personas es el mismo enfoque negativo que intento callar en mi cabeza. Siento que su discurso me va a "malviajar", y como no soy un conversador muy hábil, en lugar de desviar el flujo de la conversación pongo un dique con la intención de detenerlo en el acto.
También me sucede cuando la gente me cuenta teorías conspiratorias (muy populares hoy en día), leyendas urbanas, y otras veces percibo que la carencia de verdad hace daño, como cuando los canadienses le echan perejil en lugar de cilantro a sus tacos.
Si se me permite, en lugar de escribir acerca de los retos que he enfrentado en mi vida, escribiré el reto que tuve esta mañana con mi vecina. Mi vecina es amiga de mi madre, y es una persona de muy buen corazón, siempre dispuesta a ayudar, pero tiene una manera muy particular de ser. En estos tiempos de encierro, cuando necesita que le ayude en algo, viene a mi casa y grita "Maaaaaark, necesitas algo? Maaaaark, te vine a buscar para ver si necesitabas algo!", y cuando salgo a la puerta casi me susurra lo que ella necesita que le traiga del súper. Esto, me alegro de notar, no causa al ego revuelo alguno, y tomo su "pedido" para la siguiente vez que salga al mandado.
Esta mañana vino a desayunar a la casa. "Ayyy casi no pude dormir, me cayó mal la comida de ayer", dijo. "Me quedé viendo la tele y pasaron un programa, en Perú hay momias con tres dedos y las cabezas alargadas y deformes! Y dicen que el gobierno no quiere saber nada de ellas, pero los expertos de todo el mundo: de Rusia, de Alemania, de Estados Unidos, todos están de acuerdo en que eso es auténtico, pero no se atreven a dar una explicación, sólo pueden datar su edad, que es entre dos mil y tres mil años de antigüedad".
"Bueno, en esa época todo mesoamérica estaba poblada, y muchas culturas mesoamericanas tenían la práctica cultural de dar forma al cráneo de los infantes, cuando los huesos aún son suaves..."
"No, no, no, eso lo dijeron en el programa, pero los expertos estaban de acuerdo que esas momias no son humanos con el craneo deforme, porque tienen sólo tres dedos y porque además encontraron a una con un huevo dentro, y dentro del huevo, un feto con la cabeza deforme! o sea que eran vivíparos y nacían así!".
Esperé a que me hirviera la sangre, pero extrañamente no la sensación no llegó. Ayer hablé con René por Zoom y mencionó a Derek Sivers, un autor que ambos tenemos en la estima más alta. Esta mañana me acordé de él, y antes de que llegara la vecina, había leído unas notas que escribió acerca de un libro que leyó: "The courage to be disliked". Estas sencillas palabras hicieron magia:
Si estás convencido de que "estás en lo correcto" en una relación interpersonal, has entrado en un juego de poder.
Si piensas que estás en lo correcto, sin importar la opinión del otro, el tema se debe cerrar ahí mismo, porque de otra forma estarás intentando someter al otro a tú verdad.
Todas los problemas en las relaciones interpersonales son causadas por entrometerse en las verdades de otras personas, o porque alguien se quiere entrometer tus propias verdades.
Para saber de quién es la verdad, piensa, "En última instancia, quién obtiene los resultados de creer esta verdad?"
Lo que otra persona piensa acerca de ti es verdad de esa persona, no tuya. Sólo tienes que confrontar las verdades de tu propia vida, sin mentir.
No intervengas en las verdades de otros, ni permitas que otras personas intervengan en tus verdades. Intervenir en las verdades de otros es esencialmente egocéntrico.
(NT: la palabra original de Derek Sivers era "task" en lugar de "truth" (verdad). Lo he traducido así para acomodarlo mejor en mi experiencia interior, como estamos hablando de la verdad es importante reconocer el cambio).
Quizás esto resume el reto más grande que he tenido en mi búsqueda espiritual, y no sólo con mi vecina: no puedo sino notarme queriendo intervenir en las creencias "equivocadas" de otras personas, ya sean culturales, espirituales, científicas, técnicas o simplemente creencias de mal gusto. Y por supuesto, cuando la gente interviene en mis verdades me pongo a la defensiva.
Hasta ahora, lo más que había logrado era cierta tolerancia a las verdades de otros. Sabía que expresar rechazo a su creencia no iba a llevar a ninguna parte, así que me quedaba con el disgusto que a veces se notaba, pero me daba muchos mejores resultados que expresar mi reprobación abiertamente.
Volviendo a mi vecina, como vi que había formado su opinión muy bien respaldada por los investigadores del History Channel, le dije: "bueno, entonces cuales son las teorías de cómo llegaron esas momias ahí?" y conversamos un rato acerca de que algunos investigadores piensan que son aliens, pero luego tienen piel como de reptil y tienen huevos y tal vez son otra rama de seres inteligentes que evolucionó aparte de nuestro linaje y etc. Exploré el tema con ella con una actitud abierta, preguntando qué se había dicho en el programa, con inclusive algo de curiosidad, porque al profundizar en el tema iba comprendiendo todos los ganchos porque la vecina repetía la misma estructura narrativa del programa (le había causado una impresión muy grande).
Habiendo superado mi impulso de imponer "mi verdad" sobre la suya, entendí que ella no me quería convencer de que todo eso que había visto era verdad, sino que sólo estaba describiendo un programa que vio en la tele, que es casi ficción pero entendió como verdad, y que mis impulsos como "defensor de la verdad" sólo son nociones románticas que me vuelven reactivo en lugar de creativo en la conversación.
Luego fuimos con ella al súper, algo que intento evadir lo más posible, porque es el tipo de conductora neurótica que le grita a los otros conductores y me bajo más cansado de su coche que cuando llevo el mandado caminando. "Mira los vecinos dejaron estacionado el coche donde no se debe, como es la gente. Mira, los árboles están enfermos porque ya no les ponen cal. Mira, el río huele muy feo hoy. Uy nos tocó el rojo enfrente de la clínica, qué peligro. Pero mira cuánta gente! seguro están todos infectados de COVID, que bueno que vinimos en coche eh?".
Normalmente me hubiera retraído en mi mundo, evadiendo sus "malas vibras", pero esta vez entendí que su verdad es lo que ella experimenta en el mundo, y que no hay nada que temer de ello. La negatividad afecta y agota más porque no quieres que te afecte, y el resultado de esta interacción es que ambas personas pierden: el quejumbroso se siente incomprendido, el "quejumbrado" se siente hastiado.
"Sí Vero, que bueno que nos trajiste en coche. Así vamos más protegidos y además no tenemos que cargar". Esto, para mis estándares, es traicionar a la verdad. Pero la nota positiva hizo que el ambiente negativo se disipara, y la atmósfera se tornó más relajada.
Cual es entonces la verdad? Que lo que se expresa tenga concordancia con la realidad? O hay una verdad más profunda, en la que el aceptar y participar en la verdad del otro me hace partícipe de una verdad más grande? Al llegar a esta conclusión siento que todas las mentes del mundo, desde las más neuróticas hasta las más serenas, merecen expresar sus creencias, ideas y sentimientos sin que yo tenga que entrometerme o "corregirlo",
Y al escribirlo me parece tan obvio que me sorprendo de no haberlo visto antes. También admito no conocer los límites de esta conclusión: si me confronto con una verdad personal que es racista, sexista o clasista, realmente hay un valor en explorar esa verdad? Me recuerda un caso de un señor de tez negra que convencía a miembros del Ku Klux Klan a abandonar a su grupo por medio de la amistad, justo busqué la historia y encontré una entrevista. En sus propias palabras:
La primera vez que conocí a un miembro del Klan estaba tocando música--era la primera vez que tocaba en este lugar, y se me acerca un hombre blanco y me dice "realmente disfruté su música". Se lo agradecí, le estreché la mano y me dice "Sabes? es la primera vez que escucho a un hombre negro tocar el piano como Jerry Lee Lewis", yo me sorprendí de que no conocía el origen de la música y dije "Bueno, dónde crees que Jerry Lee Lewis aprendió a tocar este tipo de música", "no lo sé" contestó. "Lo aprendió de donde yo también lo aprendí: de los panistas de boogie-woogie, black y blues!". "Oh no, Jerry Lee Lewis inventó eso. Yo nunca he escuchado a un hombre negro tocar así". Así que estoy ahí pensando" cómo puede ser que no conozca a Little Richard o a Fats Domino y me dice "sabes que es la primera vez que me siento a tomar una bebida con un hombre negro?".
Ahora sí me picó la curiosidad. Estoy intentando resolver: como es que en mis 25 años en este mundo me he sentado con literalmente miles de hombres blancos y este hombre nunca lo ha hecho, y le pregunté "¿Cómo es eso? ¿por?" y al principio no respondía, pero un amigo sentado junto a él dice "dile dile dile" y finalmente dice "soy miembro del Ku Klux Klan."
Solté una carcajada porque realmente no le creía, me tenía que estar bromeando. Pero sacó su cartera y me enseñó fotos y sacó su tarjeta del Klan con el logo ahí, y me di cuenta que era real, que el tipo no estaba bromeando. Y ahora estaba pensando "qué hago aquí sentado con un miembro del Klan?".
Pero era muy amistoso, y la música nos acercó. Quería llamarme para saber cuando volvería al bar con la banda. El echo de que un miembro del klan y un negro se pudieran sentar en la misma mesa y disfrutar de la música, una semilla fue plantada ese día. Decidí recorrer el país y preguntarle a los miembros del klan: ¿cómo es que me odias, si no me conoces?
Este hombre logró que más de 200 miembros del klan abandonaran sus filas. No lo hizo queriendo "defender su verdad" lo hizo queriendo entender la verdad del otro. La verdad que abarca todas las verdades es inconmesurablemente más relevante que la verdad particular.
Que los canadienses le echen perejil a sus tacos, qué más da.