¿Cómo sería una danza de la vida por escrito?
Sería un poema.

Pero yo no soy poeta, susurra el ego.
Eres lo que quieras ser, alienta el espíritu.
La poesis es este acto mismo de creación, afirma la razón.

Entonces doy un paso fuera de mi jaula.
No me siento libre, estoy incómodo.
Pero lo intento, y escuchando la música
muevo mis pies, uno tras de otro.

Poco a poco me olvido de que soy observado,
dejando que los movimientos de mis dedos
dancen lo que quieran danzar,
pues no soy yo el que escribe esto,
le dejo mi lugar al despierto que observa.

Sí, que sea él el que escribe.

Giro sobre mis pies, viendo al cielo.
Extiendo las palmas de mis manos,
la derecha mirando al cielo,
la izquierda mirando al suelo.

Giro y giro hasta percibir la unión del cielo y la tierra.
Se aparecen los caballos de la auriga de Platón,
el espríritu como un caballo blanco
la pasión como un caballo negro
Y como conductor del carro veo a la razón.

Me invita a subir.
Subo de un brinco.

Los caballos relinchan y emprenden una gran carrera a toda velocidad, trazando un gran círculo en la arena de este desierto imaginario, pero en lugar de pisar sus propias huellas, el carruaje se eleva por encima de ellas.

Como en sueños, el caballo negro de la pasión se funde con el blanco de la pasión, y extrañamente el resultado no es un caballo gris! Es una esfera donde un polo es obscuro, y el otro el claro, y en el ecuador de esta esfera está repleto de colores puros que se desvanecen hacia los polos. El camino medio está entre la negrura de la pasión y lo clareado del espíritu, pero no es gris, es el espectro que observamos cuando la luz atraviesa una partícula de agua y proyecta el arcoiris en el cielo.

Del alma brotan los diez mil símbolos que se presentan ante la conciencia casi como brotes psicóticos. Qué difícil es la emergencia espiritual! Emergencia en el sentido de emerger, y en el sentido de urgencia espiritual. Cae como un rayo y lo deja a uno tirado en el suelo sin la menor idea de lo que le pasó, y se va uno a su rinconcito a lamerse sus heridas y de repente el mundo se comienza a comunicar en símbolos, la intuición se abre y el ego se confunde: pero quién me vino a tirar al laberinto de Creta, yo no pedí esto, ey ya saquenme de aquí!

Pero es más difícil callar al llamado que seguirlo. Se puede posponer, negociar, implorar, pero ultimadamente uno no elige la hora de hacer el trabajo: la puerta se abre y uno sabe que es hora de entrar, de pasar por la puerta, de entregarse con todo el coraje que uno sea capaz de producir en ese momento, y luego un poquito más.

Y detás de esta puerta danzo todo lo que he recorrido en este camino, ante la mirada de mis compañeros que reconocen algunos de mis movimientos en sus propias experiencias vitales, y ante la mirada inescrutable de la gran abuela, cuya sabiduría parece sobrehumana (porqué lo es). Termino mi baile exhausto, adolorido y sudoroso, como la primera vez que asistí a biodanza, y hago una profunda reverencia a todos los asistentes.

Gracias por leerme.


Cuando el diseñador se convierte en poeta no son los dedos los que danzan en libertad por el teclado, es la conciencia que al despertar crea, diseña, orquesta su propia danza en el escenario de la vida. No es la razón la que escribe plasmando en una página en blanco su experiencia, es la conciencia despierta que al contemplarse a sí misma, se eleva en el carro alado que, al integrar negro y blanco, despliega un arco iris completo que solo aquel que ha salido de la jaula y ha emprendido el vuelo puede llegar a mirar. Me viene a la mente la imagen del Uróboros que forma un círculo en el que simbólicamente se representa la integración de la dualidad. Cielo/Tierra, Materia/Espíritu, Vida/Muerte, Negro/Blanco, se unen en un estrecho abrazo que trasciende el tiempo y el espacio.

Es cierto que el ego se aterra ante la idea de perder su poder y su dominio, se siente herido, enojado, confundido y, a veces, se transforma en seductor para reconquistar aquello que ha perdido. Pero puede estar tranquilo porque no es como algunos creen que "hay que matar al ego" simplemente es darle el justo lugar y valor que le corresponde. Hay que dejarlo dormir, cuando menos a ratos, para que la conciencia pueda despertar del sueño que es la vida.

La abuela, a la que me imagino que te refieres, no tiene nada de sobrehumana simplemente tiene muchos años de juventud acumulada.

Gracias por tu poesía, gracia por tu danza que también es la mía, gracias por tu apertura y tu confianza que me ha conmovido, emocionado y enternecido.

Un gran abrazo de quien podría ser tu abuela.