Prácticamente no he hecho ejercicio desde que me cerraron el gimnasio y el yoga hace cuatro meses. He observado sin mucho apuro cómo los músculos se me han ido reduciendo y el abdomen ha perdido definición. Estaba orgulloso de haber llegado a los 40 años con el mejor cuerpo que he tenido, pero también estoy orgulloso de poder dejarlo ir.

beforeafter.jpg

Tampoco es que haya habido un cambio drástico en la composición corporal, mi cuerpo se autoregula en el consumo de calorías y no experimenté ningún rebote. Pero sí hay un cambio evidente en el aspecto físico. Al inicio de la cuarentena pensé: me voy a dejar completamente natural, quiero conocerme tal cual soy, así que no voy a hacer labor alguna de mantenimiento personal:

Realmente no tenía pensado publicar esto, y a algunas personas les parecerá pretencioso, pero espero que el lector habitual entienda que así como me someto a los más profundos escrutinios del espíritu y de la mente, también lo hago del cuerpo, pero siempre he sentido cierta renuencia a compartirlo porque el mundo ya está lleno de gente fascinada con su propio cuerpo. Una chico más que postea fotos de su progreso físico no aporta nada nuevo al mundo.

Pero hay una dimensión más profunda del cuerpo, y su relación con el espíritu, el sexo y la mente. Una persona rígida en sus opiniones pocas veces es flexible en el cuerpo, una persona sensual/sensorial a menudo carga unos kilitos de más, pues el asceticismo le resulta insoportable. Las hormonas como la testosterona y el estrógeno tienen un gran impacto fisiológico y emocional.

En la práctica del autoconocimiento uno quiere alinear estos aspectos del ser armoniosamente. Tenemos una tendencia a compensar nuestras "desviaciones de la media", por lo que el hombre pequeño se erige sacando el pecho a fin de que no pasen por encima de él, el hombre naturalmente alto y robusto se joroba y se vuelve excesivamente amable a fin de no intimidar, el hombre gordo se vuelve afable a fin de evitar el desprecio, y así. Estas son desviaciones de nuestra propia naturaleza.

beforeafter2.jpg

Esta cuarentena aproveché que no sería visto por demasiada gente para conocerme sin desviarme de quién soy. Cuando sentí que me había conocido lo suficiente, fui al peluquero y di instrucciones muy específicas de cómo quería que me recortara sin profanar la naturaleza percibida. Me gustó el resultado.